Antes de que anochezca.
Se ve a una chica peli azul y ojos perlados, delgada de
estatura mediana, y piel tan blanca como la leche; corriendo por el campus, se
le veía llorando, trataba de cubrirse con su brazo mas le era imposible, sus
largos cabellos se ondeaban con el viento, que provocaba al correr. Corría a
todo lo que podía mas sus piernas ya le estaban fallando, había corrido tanto y
a máxima velocidad, quien diría que es tan rápida? Y es que sucedió tan de
repente, estaban solos en el salón y el hiso eso tan inesperada y rápidamente,
que ella no supo como reaccionar más que corriendo.
Ahora quien se unía con Hinata corriendo era un chico
azabache de ojos negros, piel igualmente blanca y alto, el también corría a
toda velocidad tratando de alcanzarla después de a verla besado, tenia que
disculparse, es tan solo que estaban hablando y repentinamente su mirada se
nublo y miro únicamente sus labios. Pero aun así! Por mas tentadores que Allan
sido esos labios, el no tenia que hacer eso, ahora ella tal vez lo odiaba, eso
seria horrible.
Ya esta justo detrás de ella, esta a punto de alcanzarla, lo
bueno es que ella no es rápida, solo corrió así por la sorpresa que recibió,
estira su mano, ya casi, ya casi la toca, corre a todo lo que dan sus piernas,
casi la logra sujetar, lo logro, la sujeto! Ahora tenia que disculparse.
La agarro y la atrajo asía si, el sol comenzaba a ocultarse,
y el la sostenía firmemente junto a su pecho, la abrazo lo mas fuerte posible.
Ella sentía esos brazos firmes rodearla, eran tan duros y bruscos, la agarro
tan repentina pero suavemente. Solo hiso una expresión de sorpresa al ser
sujetada y abrazada por el.
—Perdóname…— susurro el, con ella en su pecho sin
poder liberarse.
Un silencio absoluto, hasta que un sonido lo rompió.
“Eso….. Era llanto?” Se
odio a si mismo, la había echo sentir mal, y ahora él se sentía de lo peor.
—bu………~~— fue todo lo que ella dijo comenzando
a sollozar y tratar de esconderse en su pecho.
—ha?— exclamo el.
Levanto su rostro suavemente, para poder verla de frente, y
no le gusto para nada con lo que se encontró, caían lagrimas del rostro de su
amada.
—tanto te molesto mi beso?— pregunto el, al borde del
llanto.
Igual que la primera vez, ella solo hiso un sonido y comenzó
a sollozar mas fuerte. Mordiendo su labio inferior, y con muchas lagrimas deslizando
por sus mejillas y cayendo por su barbilla.
—Entiendo….— dijo el —are que lo olvides…— volvió a poner
su rostro nuevamente en su pecho y la dejo sollozar, y entonces finalmente, el
sol se oculto.
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